Nivel Inicial
El valor del Jardín como experiencia única
La vida del niño transcurre en un inicio, generalmente, bajo la atenta mirada de sus padres. Al abrigo de los peligros, él descubre, aprende, inventa, crece, crea y se desarrolla; pero va creciendo y así se va “abriendo al mundo”, conociendo a otras personas, independizándose gradualmente y expandiendo sus ámbitos de acción. Y así, el jardín de infantes lo espera!!
¡Cuántos sentimientos encontrados! No sólo para el niño, también para sus papás. Por una parte, la idea del despegue es deseada. Por otro, da cierto temor y angustia.
La adaptación al jardín es un proceso que se inicia desde el momento que se toma la decisión de escolarizar a su hijo.
Esta iniciación en el jardín debe ser tomada como algo importante en la vida del niño porque se trata del comienzo de la vida escolar, el momento de compartir con otros niños, es decir el comienzo de su socialización.
De acuerdo con UNICEF: “El jardín cumple una función muy importante en el desarrollo del niño, ya que completa la acción educadora de la familia. En el jardín, los chicos aprenden a compartir con otros, a conocer sus posibilidades y limitaciones, enriquecen su lenguaje, incorporan hábitos, etc. Y todo eso es sumamente beneficioso para su vida y su futuro desempeño en la escuela”.
Empezar el jardín también implica un desprendimiento. Dejarlo en manos de otros, constituyendo la primera separación de la familia. El mundo se agranda para el niño, los padres recuperan algunos espacios o generan otros, y deben afrontar también el crecimiento de sus hijos.
La adaptación es una situación activa llena de emociones, miedos, ansiedad, dudas, deseos que se dan simultáneamente. El niño puede sentir a la vez que quiere, pero que no quiere quedarse, aunque a veces no pueda expresarlo con palabras. Por un lado está el deseo de conocer amigos, por el otro, el temor a separarse de mamá, papá, abuela, abuelo o alguna persona de su confianza que lo trae.
Cada niño es único y diferente, posee una historia y una familia con sus particularidades y hay que tener en cuenta que la adaptación es un proceso gradual y progresivo, a veces con altibajos (idas y vueltas) que puede durar días o semanas.
Los padres deben acompañar al niño en este proceso con toda la familia, es importante que todos estén convencidos de que el niño concurra al jardín, ya que de ello dependerá que el niño se adapte con más tranquilidad.
Es importante que como familia confíen en la institución y en las docentes; si creen que su hijo estará cuidado, estimulado y en un espacio seguro, el niño percibirá dicha seguridad y confianza de sus padres, lo que facilitará el proceso de adaptación. Así el niño irá paulatinamente encontrando un lugar donde jugar, crecer, compartir y disfrutar. Hay que brindarle tiempo y tomarse el tiempo los padres también. La adaptación no es sólo del niño, es de toda la familia.
Como institución entendemos que el momento de elegir un jardín para un niño suele ser un período de mucha ansiedad y temor, por lo que intentamos despejar todas las dudas, inquietudes, generando espacios de comunicación fluída y permanente con las familias, brindando contención y estableciendo un vínculo de confianza, así como también dándoles a conocer los objetivos y la propuesta educativa. Entendiendo que la estimulación temprana, la interacción humana y la protección y contención son la base de un desarrollo favorable de las potencialidades de un niño.
En síntesis, consideramos que el proyecto pedagógico más acertado para todos los niños es aquel que se centra y se sostiene desde lo vincular. Es a través del vínculo de amor que se enseña, se aprende, se es feliz.
Lic. Patricia Acerbi
Gabinete Psicopedagógico